(fragmentos)203. Quetzalcoatl vivía muy a su gusto en Tula, siendo adorado por dios, pero como la verdad no se puede largo tiempo ocultar, sucedió que llegó a Tula un otro dios, del cual hemos hablado aquí antes, Tezcatlipuca.
204. El cual, en llegando, de envidia que tenía a Quetzalcoatl, tentó hacer mal al pueblo de Tula, para que adorara a él y asimismo a Quetzalcoatl.
205. Entró a Tula como un pobre y tomaba diversas figuras y espantaba a los de Tula y a Quetzalcoatl, el cual aunque fuera demonio tanto como el, siempre hay demonios los unos más grandes que los otros, pues están hechos de ángeles y los ángeles hay unos más grandes que los otros.
206. Un día, pues, fue Tezcatlipoca al templo de Quetzalcoatl. Había una efigie de Quetzalcoatl y un espejo que los indios estimaban mucho, pues según Quetzalcoatl les había hecho creer, por medio de este espejo siempre había de haber lluvias y si se la pidieran por este espejo, el se las daría.
207. Entrando, pues, Tezcatlipuca al templo encontró los guardias dormidos y se fue derecho al altar y robó el espejo y lo escondió debajo del palacio en donde dormían los guardias, lo que hecho se marchó.
208. Habiendo despertado los guardias, como buscaran el espejo, estaban muy diligentes buscándolo, pero Tezcatlipuca encontró a una vieja en su camino y le dijo:
209. Vete al palacio y di a esos guardias que lo que buscan está debajo de su palacio y serás bienquista de ellos. Lo hizo la vieja.
210. En tanto Tezcatlipuca se mudaba en diversas figuras de animales y monstruos buscando de atemorizar a las gentes.
211. Se hizo también cortar los cabellos, lo que los indios jamás habían visto.
212. Y se fue al templo de Quetzalcoatl y destruyó su figura, y arrojándola por tierra y tomando diversas figuras, burló a sus servidores y a todos los de Tula.
213. Cuando ellos veían esto se iban saliendo de la ciudad y Quetzalcoatl al verlo tuvo miedo y huyó también con algunos de sus servidores con lo cual Tezcatlipuca quedó bien contento.
– De Teogonía e Historia de los Mexicanos
, ed. de Angel Mª Garibay. Porrúa, México 1979.
Venida de Tezcatlipuca
(fragmentos)203. Quetzalcoatl vivía muy a su gusto en Tula, siendo adorado por dios, pero como la verdad no se puede largo tiempo ocultar, sucedió que llegó a Tula un otro dios, del cual hemos hablado aquí antes, Tezcatlipuca.
204. El cual, en llegando, de envidia que tenía a Quetzalcoatl, tentó hacer mal al pueblo de Tula, para que adorara a él y asimismo a Quetzalcoatl.
205. Entró a Tula como un pobre y tomaba diversas figuras y espantaba a los de Tula y a Quetzalcoatl, el cual aunque fuera demonio tanto como el, siempre hay demonios los unos más grandes que los otros, pues están hechos de ángeles y los ángeles hay unos más grandes que los otros.
206. Un día, pues, fue Tezcatlipoca al templo de Quetzalcoatl. Había una efigie de Quetzalcoatl y un espejo que los indios estimaban mucho, pues según Quetzalcoatl les había hecho creer, por medio de este espejo siempre había de haber lluvias y si se la pidieran por este espejo, el se las daría.
207. Entrando, pues, Tezcatlipuca al templo encontró los guardias dormidos y se fue derecho al altar y robó el espejo y lo escondió debajo del palacio en donde dormían los guardias, lo que hecho se marchó.
208. Habiendo despertado los guardias, como buscaran el espejo, estaban muy diligentes buscándolo, pero Tezcatlipuca encontró a una vieja en su camino y le dijo:
209. Vete al palacio y di a esos guardias que lo que buscan está debajo de su palacio y serás bienquista de ellos. Lo hizo la vieja.
210. En tanto Tezcatlipuca se mudaba en diversas figuras de animales y monstruos buscando de atemorizar a las gentes.
211. Se hizo también cortar los cabellos, lo que los indios jamás habían visto.
212. Y se fue al templo de Quetzalcoatl y destruyó su figura, y arrojándola por tierra y tomando diversas figuras, burló a sus servidores y a todos los de Tula.
213. Cuando ellos veían esto se iban saliendo de la ciudad y Quetzalcoatl al verlo tuvo miedo y huyó también con algunos de sus servidores con lo cual Tezcatlipuca quedó bien contento.
– De Teogonía e Historia de los Mexicanos , ed. de Angel Mª Garibay. Porrúa, México 1979.
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